viernes, 14 de agosto de 2020

Clara

Estamos rodeados de miles  de testigos, aunque no lo percibamos y nuestros pasos pueden dar aliento o socabarlo sin darnos apenas cuenta. En medio de la oscuridad la simple luz de una vela se convierte en faro tanto para viajeros perdidos como para quienes aún conociendo el camino  necesitan  cercionarse de estar  donde tienen que estar. La sonrisa de Clara siempre será luz como su nombre y continuará iluminando en el  tiempo. Mi parte viajera coincidió con ella en medio de una noche de angustia ara las dos,  pero ella mantenía viva la luz de una pequeña vela que acercó a mi camino y consiguió prender  mi esperanza vacía.

 Para dar las gracias nunca es tarde.

 De corazón.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Pajaros

Los pajaros de su cabeza escaparon por los ojos del sueño y encontraron un camino arbolado que comunicaba con el bosque. Cada noche partían veloces y al amanecer regresaban  no sin antes dejar pequeñas ramitas, plumas en su cabello. Cada vez que atravesaban el alba ella percibia los límities  que le agrillaba los pensamientos hasta que una mañana mirando el espejo de la calle percibió  que sobre su pelo habian anidado las aves de adentro y ahora revoloteaban fuera   alborotadas y cantarinas a la vista de todos. Los pájaros de su cabeza, por fin, anidaron en su guitarra, en sus cuadernos, en su paleta y suspiró.

Concordancia

Solo fueron errores de concordancia, no parecian tener la menor importancia,  no menguaban  ni añadían  significado, tampoco lo ocultaban.  "Nosotras quieres a mí".Solo la luz atravesaba aquellas celdillas  confusas,  sin orden ni concierto. En su desorden interior,  de fórmula matematica, se podian apreciar la sensibilidad que la insensibilizaba. Ella prefería los caminos curvos, sinuosos en  un zigzagueante desplazarse por el mapa que concluia en espiral de vuelta, de vuelta sobre su eje  para no dejarse de ir en traslación. Un eterno caminar destinado a hollar la hierba nada más. Todo era perfecto y esto era lo peor de todo.

Numeros rojos

Tal vez hubiera sido más beneficioso para ella permanecer sentada, esperando que el amanecer desenvolviera el día y dejarse hacer, pero aquel azogue que la recorría desde el dedo pequeño del pie hasta la coronilla se transformaba en ventisca en cada intento de amainarlo en seco.
No se trataba de hacer balance contable sobre el periodo que acaba de cerrarse tras el clic de la puerta. Con ella los número enrojecían y no de pasión precisamente. A mi el amor me sale caro, como la guerra- pensó-, mientras los primeros pájaros de la mañana despertaban al sol.

sábado, 31 de enero de 2015

Baldes de harina

Con ella aprendí que la literatura no es la vida, que el escritor  no es su obra, que los golpes que más hieren no llevan marca de enemigo,  que la caricía que no nutre intoxica,  qque el interés acoraza el corazón.

Yo esperaba sentada en su embarcadero, viendo anclar  naves que plegaban velas, barcos que se hacían al mar y  marinería que trasegaba entre blancos y azules. Y mientras esperaba el tiempo aguardaba.

La ilusión te embarga, te embarca o  te emborracha en pasiones dirección a resacas vacias de alcohol.

La vida acontece, hay embarcarse,  acompasar  el camino, voltear para genera vida.

En realidad, las vueltas aturden,  no hay acompasamiento posible entre caminantes de  direcciones opuestas, y los asparabanes que mueven el aire no cambian el viento,  solo son extravagantes movimientos llenos de drama que no conducen a ningun punto.

No estaba preparada para molinos de tiempo. En sus aspas inicié el remonte hasta el mediodia y desde allí me despeñe en dirección a los meses que pulvericé en la espera, mientras la rueda convertía en harina mi corazón.

 La quisé libre y libre escapó.

martes, 30 de diciembre de 2014

Baldes de harina

Con ella aprendí que la literatura no es la vida, que el escritor  no es su obra, que los golpes que más hieren no  siempre son de acero,  que la caricía que no nutre intoxica, que el interés es  más fuerte que el amor, que tras el personaje amoroso puede esconderse un creador sin corazón, que se puede predicar  y no dar trigo.

Yo la esperaba sentada en su embarcadero, viendo anclar  naves que plegaban velas, barcos que se hacían al mar y  marinería que trasegaba entre blancos y azules. Y mientras yo la esperaba el tiempo aguardaba.

La ilusión te embarga, te embarca o  te emborracha de pasiones y resacas vacias de verdad.

La vida acontecía,  había que embarcarse,   acompasar  el camino,  dar vueltas para genera vida.

En realidad, las vueltas aturden  no hay acompasamiento posible entre caminantes de  direcciones opuestas, y los aparabanes solo son extravagantes movimientos llenos de drama que no conducen a ningun punto.

No temía tiempos de espera ni  molinos de piedra o grano de cabellos al viento; sin embargo no estaba preparada para molinos de tiempo. En sus aspas inicié el remonte hasta el mediodia y desde allí me despeñe en dirección a los dias que pulvericé esperandola, mientras la rueda convertía en harina mi corazón. La quisé libre pero no huidiza aunque desde el principio supiera que era  perro de hortelano. ¿Será en balde el tiempo perdido?

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Dónde el nido?

Cuando se acercó al remanso de aguas claras donde yo vivía, a pesar de sorprenderme su hermoso plumaje no impacto en nada mis retinas más profundas. Las entretelas de mi corazón no se estremecerían hasta mucho después. Mi escamas tenian entonces un brillo irisado que ejerció sobre ella una especial fascinación  y volvía, pájaro curioso, a ver los reflejos en el agua. Ella siempre hablaba de embarcarse y ¿dónde se embarca una? En el mar, en el rio, en un lago o en un estanque.
Y cuando de su pico surgió un canto por primera vez, aunque distorsionado por los distintos ambientes que nos separaban, llenó mis oidos y hasta mis branquias aletearon con mayor profundidad. La imagen de su plumaje suave me llevo a imaginar el placer de la calidez entre sus  plumas.
Nos habituamos a mirarnos entre el viento y el agua clara de mi hogar y el hábito consiguió atraernos como se atraen un iman y una esquirla de acero.
De tanto asombrarnos acabamos por enamorarnos aun sin entender que el medio distorsionaba la realidad; sin embargo ambas respirabamos oxigeno, ¿qué podría salir mal?
Ella entraba en mi humedad y pasaba mucho tiempo en secar su cuerpo, de tal modo que cada tanto se hizo cada poco y después cada poco tanto a nada.
Ella volaba y yo la seguía de mirada inquieta y su vuelo que antes me fascinaba comenzó a desasosegarme. ¿Y si no volvía? Yo me dejaba llevar entonces hacía aguas profundas donde la luz no alcanzaba y a la misma velocidad de la luz que era su medio, volvia a la superficie de mi charca por si ella volaba raso y necesitaba el oxigeno de mis branquias, el burbujeo de mis palabras tanto como yo anhelaba el sonido de sus alas batiendo.
Intenté convertir mis escamas en esas alas. Me molestaba mi escurridiza piel y  la friadad del agua. ¡Intentaría dar un salto! el aire no podría ser tan incomodo, si conseguía hacerle volar.
Y zas, un primer intento que me dejó casi sin aliento al primer impulso de salida cuando el oxigeno que nos unia no se encontraba en el formato que yo esperaba.
Pero aquello no me llevo al desánimo. Solo era cuestion de entrenamiento. Y una y otra vez salte y alguna que otra vez ella estuvo allí, con las patas mojadas dentro del agua.
Cada día fantaseaba con mis escamas voladoras para sentirme cerca de su medio ambiente.
Todo en vano, solo un cansancio cada  vez mayor invadió mi cuerpo escurridizo y brillante al punto de languidecer. Por más que los salmones surfearan las aguas del rio para desovar, yo no era ni un salmón ni un pájaro de hermosas plumas.
Ella volaba y sobrevolaba y entonces creí  que si dejara de volar podria pasar  más tiempo con sus patitas en mi charca, cerca de mí, aplaudiendo mi navegación perfecta, mis burbujas de aire dibujando el agua. ¿Y si ella cortaba sus alas...? ¿Y si yo le pidiera que cortara sus vuelos...!?

 No basta el amor para construir un nido en el agua, tal vez el amor nos pedía lo más difícil de todo.

Podría suplicarle que quebrara sus alas, sin ellas nunca más volveria a marcharse, permanecería a mi lado, sin embargo no volaría mas  y yo... "yo lo que amaba era un pájaro..."