¿Donde guarda el día el amanecer de ayer? pregunté mientras desvestiamos los sistemas solares de las mazorcas de maiz. Y ella sonriendo, inventaba para mí desde muy lejos, dulce dulce. Esa voz que las mujeres cultivan durante todas sus vidas en un alma que se derrama y anega la tierra joven y la mirada admirada. Ella que estaba hecha del material de las cajas negras y la textura sutil de los hilos de araña, hablaba y me hipnotizaba
¿Donde va a ser, niña mía? En la tierra y en el mar al caer el día. Cada amanecer es fruto del día que le precedió y semilla del que esta por llegar.
Lo leo ahora... y me parece precioso.
ResponderEliminarGracias por escribirlo y compartirlo.