martes, 12 de abril de 2011

Tercerra entrada

Maritina tiene una de las válvulas del corazón, un pizca oxidada, es normal cuando no se utiliza un apero acaba por oxidarse sin más remedio. Forma parte de la ley del caos, todo comienza a degenerar desde el mismo momento de su construcción.
Lo de la obsolencia programada no es ningún asunto del mundo moderno, que Maritina recuerde, ha oido el llanto por la muerte desde su cubiculo desde hace cienes y cienes de momentos.

 Al principio de romper la etiqueta de la zona destinada a escuchar y que venia marcada como oreja, la neurona espejo espejeaba un movimiento de intensidad variable, dependiendo si se trataba del dia o la noche, si se producia en primavera u otoño, si la altura reforzaba la vibración o la amortiguaba.
El primer sonido la asusto, una terrible sacudida de su cuerpo dio paso a un movimiento que se transformo en incomodidad al primer compás. Ella ¡pobre ignorante! ni suponer podia que era su propio llanto. Es normal que la primera vez no lo reconociera, pero debe ser causa de inhabilitación para la vida no reconocerlo más tarde.

Asumia la tontuela que todos aquellos movimientos chiquitos, que para acortar llamaremos vibraciones de sonido, procedian de ella misma, tampoco habrá que tomarselo encuenta pués para ella el  universo conocido es ella misma. Salvo las cuatro arañitas que marcan su cama y los tres moscardones de ojos azules que la torturan desde que el sol sale para su cuerpo grande hasta que se pone, con el sonido desagradable y enloquecedor que ya sabe Maritina que debe ser algo parecido all ruido de la nave.

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