jueves, 14 de abril de 2011

Quinta entrada

Comenzaremos por números sencillos, para que Maritina no se vuelva a quedar sorda. Tiene la costumbre de ensordecer hacia dentro cuando no le interesa un tema. Casualidad que el tema en cuestión alguna relación guarde con su personitilisima presencia o ausencia.
El primer contacto de esta tontina con la vida superior de su cuerpo grande fue un impacto sin catalogación posible para su tímida aparecida aparencia. Cuando aquello que vio en el  espejo de la neuronilla se amplio en sus poderes de visión, a punto estuvo de perder las retinas. Aquella fue la primera vez que se ensordeció para no ver más donde había aterrizado desde la nave.
Siente mucha nostalgia de la nave que la trajo aquí, a este cubicuelo de forma imposible, donde vive rodeada de emociones sin percha distribuidas sin concierto alrededor de la cama clavada al aire.
Maritina vio el reflejo de su cuerpo grande en los ojos de un gato chito que la observaba desde un tejado de carbono 14. Si la belleza de la nave es peculiar e intransfumirable esta que percibia le parecio horrenda. Dos ojos nada más y un equipo de audio estereo que más parece una fragua que un sistema auriculo de recogida de datos.
Lo peor de todo es una boca ¡con labios! santo grual donde se vio y se conoció tal aberrancia.
No podía ser más fea la forma grande que le daba tanto trabajo. No habrá quien la case, pensaban sus formadores de  cuerpos, nos ha salido muy picasa, casi dalitoscana. SE derrama su belleza hacia dentro y el cascaron esta cascabilizado, nadie la vera con su esplendor si no busca entre los costales y el mediastino, resultado final. No volvemos a la nave en mucho tiempo.
Que absurdo, piensa Maritina cuando los auricula, la bellazona hacia dentro ¿cuando se vio? castigo el mío que la veré a diario y no la podré publicitar a los cristalinos vulgaris que rodean esta humanicida forma.

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