martes, 1 de noviembre de 2011

Leyenda

Una leyenda indígena muy especial dice que  dos indios Sioux, Toro Bravo y Nube Azul llegaron de manos dadas a la tienda del hechicero de la tribu y le pidieron ayuda:
 -Nos vamos a casar. Nos amamos mucho y queremos un consejo suyo que nos garantice quedar siempre juntos, que nos asegure estar uno al lado del otro hasta la muerte y ser felices. ¿Qué podemos hacer? El viejo hechicero al verlos jóvenes y apasionados y tan ansiosos de su palabra dice: -Hay algo que ustedes pueden hacer, aunque sea una tarea muy difícil.

Tú, Nube Azul, debes escalar aquel monte al norte de nuestra aldea, portando una red y cazar un halcón fuerte, muy fuerte y traerlo aquí, con vida, el tercer día de la luna llena. Y tú, Toro Bravo, harás la misma tarea, en cambio escalando la montaña del trueno, que queda al sur de la aldea y tu caza será un águila, la mas fuerte de todas, y tendrás también que traerla viva , en el mismo plazo que tu enamorada. Los jóvenes se abrazaron y se despidieron con ternura, para ir a cumplir la misión que el hechicero había determinado. En el día establecido, en frente de la tienda del hechicero, los dos jóvenes se presentaron con las aves. El  viejo tiró de las redes donde estaban y constató que la tarea había sido rigurosamente cumplida. Eran ejemplares perfectos de los animales que él había pedido.

- Ahora, dice el hechicero, unan las aves y amarrenlas una a la otra. por las patas con estas cintas de cuero. Y cuando estuvieran amarradas, sueltenlas para que vuelen juntas para siempre. Ellos hicieron lo ordenado y el aguila y el halcón intentaron volar y, naturalmente, no lo consiguieron. Apenas consiguieron saltar. Algún tiempo después de las tentativas, irritadas por la imposibilidad del vuelo, las aves arremetieron una contra la otra, picoteándose hasta sangrar.

Ahí, el viejo observo: -Jamás se olviden de lo que están viendo y este es mi consejo. Si estuvieran amarrados uno a otro, aunque se amen, no solo vivirán arrastrándose como también, tarde o temprano, comenzaran a herirse uno a  otro. Si quieren que el amor perdure, vuelen juntos, mas jamás amarrados. Libere a la persona amada para que ella pueda volar con las propias alas, respeten el derecho de cada persona a volar rumbo a sus propios sueños.


No existen recetas mágicas para preservar una relación. Solo un compromiso individual con la alegría de vivir, el entusiasmo y la motivación vital llevada para la relación por parte de quienes la conforman.
Y querer el bien del otro. Esa es la mejor definición del amor. Querer la felicidad del otro es abrir mano del control, de la posesión, de los celos y la competición con él o ella. Cuando el corazón se abre no es difícil mantener un clima de afecto y generosidad. En ese clima una relación puede durar, aún teniendo que pasar  por las  crisis y dificultades inseparables de cualquier relación humana.

1 comentario:

  1. Hacía mucho tiempo que no recordaba esta leyenda, gracias por traerla hoy aquí.

    Un abrazo!

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